SANTA FE — Un investigador de seguridad en el lugar de trabajo declaró el martes en el juicio de la ex encargada de armas de la película de vaqueros “Rust” por el mortal tiroteo en el set, que las quejas de la armera a los gerentes fueron ignoradas, en un intento de conseguir más tiempo y recursos para cumplir con las tareas de seguridad en el set.
Los abogados defensores de la armera, Hannah Gutiérrez-Reed, citaron al inspector entre sus primeros testigos para refutar las acusaciones de homicidio involuntario en la muerte a tiros de la directora de fotografía Halyna Hutchins durante un ensayo en octubre de 2021.
Lorenzo Montoya, de la Oficina de Seguridad y Salud Ocupacional de Nuevo México, llevó a cabo una investigación de seis meses sobre el tiroteo y sobre si los gerentes afiliados a Rust Movie Productions cumplían con las normas estatales de seguridad en el lugar de trabajo.
Su inspección produjo una narrativa mordaz de fallas de seguridad en violación de los protocolos estándar de la industria, incluidas observaciones de que a los especialistas en armas no se les permitía tomar decisiones sobre capacitación adicional en seguridad y no respondieron a las quejas de Gutiérrez-Reed. El informe también encontró que los gerentes tomaron medidas limitadas o ninguna para abordar dos fallos en detonaciones de armas en el set antes del tiroteo mortal y las solicitudes para brindar más capacitación.
Los abogados defensores argumentaron que Gutiérrez-Reed, quien se declaró no culpable de los cargos en su contra, está siendo injustamente acusada por problemas fuera de su control, incluido el manejo de las armas por parte de Baldwin en el set de la película del oeste en 2021.
Montoya declaró que las solicitudes de Gutiérrez-Reed de más tiempo y recursos como armera no fueron atendidas.
“Rust Movie Productions identificó un peligro”, argumentó Montoya. “Adoptaron políticas de seguridad con armas de fuego, pero no las hicieron cumplir, no capacitaron a sus empleados sobre ellas, no las practicaron ni hicieron referencia a ellas. Nada. Lo adoptaron y se detuvo en la palabra adopción. No pasó nada más”.
En contrapunto a esos hallazgos, los fiscales presentaron previamente el testimonio de la productora del set Gabrielle Pickle de que ella respondió a las preocupaciones sobre la seguridad de las armas en el set de “Rust” proporcionando más días (10 días, en lugar de cinco) para que Gutiérrez-Reed dedicarse a sus deberes de armera, en lugar de otras responsabilidades en el departamento de utilería.
Los fiscales manifestaron que Gutiérrez-Reed es culpable de llevar involuntariamente munición real al set y de que violó los protocolos básicos de seguridad para el manejo de armas.
Docenas de testigos han testificado en el juicio que comenzó con la selección del jurado el 21 de febrero, incluidos testigos del tiroteo, analistas de pruebas del FBI, un proveedor de municiones de “Rust” y el director de cine que resultó herido en el tiroteo y sobrevivió.
Baldwin, el actor principal y coproductor de “Rust”, fue acusado por separado por un gran jurado el mes pasado de un cargo de homicidio involuntario en relación con la muerte a tiros de Hutchins. El actor se declaró no culpable y su juicio está previsto para julio.
Baldwin estaba apuntando con el arma a Hutchins durante un ensayo en el set en las afueras de Santa Fe, cuando el arma se disparó, matándola e hiriendo al director Joel Souza.
Rust Movie Productions pagó una multa de $100,000 para resolver los hallazgos estatales sobre seguridad en el lugar de trabajo.
En otro testimonio el martes, el jefe de la Oficina de Seguridad y Salud Ocupacional estatal, Robert Genoway, dijo que los productores de “Rust” debían haber sabido sobre las condiciones peligrosas en el set y haber tomado medidas antes del tiroteo mortal. Genoway fijó la multa inicial contra Rust Movie Productions en el máximo, según la ley estatal de $130,000.
No osbtante, al ser presionado por el fiscal Jason Lewis, Genoway reconoció sus comentarios anteriores de que Gutiérrez-Reed contribuyó a fallas de seguridad.
Por su parte, el ex detective de homicidios, Scott Elliott, testigo experto de la defensa, destacó las deficiencias en la investigación que llevaron a los cargos contra Gutiérrez-Reed, señalando que ella fue confinada a un auto de policía inmediatamente después del tiroteo mientras otros testigos, incluido Baldwin, no habían sido confinados y estaban haciendo llamadas telefónicas.
Asimiamo, Elliott explicó que las interacciones entre testigos pueden llevarlos a recordar mal los detalles de lo que vieron, y también culpó a los investigadores por esperar semanas después del tiroteo para buscar al proveedor de municiones de Albuquerque.
Los peligros de las armas de fuego atrajeron una atención no deseada en la sala del tribunal cuando un testigo apuntó inadvertidamente con un arma o una réplica hacia el juez, y un agente de la ley intervino para bajar el arma.
El segundo cargo contra Gutiérrez-Reed por manipulación de pruebas surgió de acusaciones de que ella entregó una pequeña bolsa de posibles narcóticos a otro miembro de la tripulación después del tiroteo para evitar ser detectada.
