Un estudio reciente que examinó los impactos duraderos del coronavirus concluyó que las personas que viven con COVID-19 durante mucho tiempo y sufren de anosmia, la pérdida del olfato, experimentaron un cambio significativo en la actividad cerebral.
Investigadores del University College London encontraron el vínculo entre la pérdida del olfato y la reducción de la actividad cerebral después de estudiar tres grupos de personas: aquellos con COVID-19 prolongado que perdieron el sentido del olfato, aquellos cuyo olfato regresó después de recuperarse del virus y aquellos que nunca dieron positivo.
La pérdida del olfato se convirtió en uno de los síntomas clave de la COVID-19 en los primeros meses de la pandemia, con una duración típica de una a dos semanas. Sin embargo, en algunos casos, los síntomas han durado mucho más y cualquier persistencia de más de 12 semanas se conoce como COVID-19 prolongado.
Usando resonancias magnéticas, los neurocientíficos determinaron que la pérdida del olfato se debe a un cambio en el cerebro de la persona que impide que procese correctamente los olores debido a la comunicación deficiente entre dos partes del cerebro. El equipo de UCL estudió los escaneos fuera del Reino Unido durante un período de seis meses durante la segunda mitad de 2020.
Hay esperanza, apuntan. Varios sujetos que participaron en el estudio pudieron revertir las alteraciones en el cerebro.
“Nuestros hallazgos resaltan el impacto que el COVID-19 está teniendo en la función cerebral. Plantean la intrigante posibilidad de que el entrenamiento olfativo, es decir, volver a entrenar el cerebro para procesar diferentes olores, podría ayudar al cerebro a recuperar caminos perdidos y ayudar a las personas con covid prolongado a recuperar su sentido del olfato", escribió la profesora Claudia Wheeler-Kingshott. Wheeler -Kingshott fue el autor principal del estudio.
Es importante destacar que el grupo encontró que las personas que recuperaron su sentido del olfato no sufrieron una "conexión deteriorada entre dos partes del cerebro que procesan información importante sobre el olfato".
Su estudio fue publicado en marzo en eClinicalMedicine.
"Nuestro estudio asegura que, para la mayoría de las personas cuyo sentido del olfato regresa, no hay cambios permanentes en la actividad cerebral", dijo el autor principal del estudio, el Dr. Jed Wingrove.
Los hallazgos de UCL también determinaron que los pacientes con COVID-19 prolongados que lidian con anosmia podrían estar compensando al aumentar la conexión con diferentes regiones sensoriales del cerebro.